
Mi papá se fue de viaje a comer bistec de una vaca súper cara a la que masajean (¡chuá!). El problema es que mi mamá quedó al mando, y es vegetariana, por lo que ahora me creo vaca (¡uy!). Perdón, toro

Esta es una historia rara y vegetal y me pasó el fin de semana pasado, cuando mi papá dijo chao, se subió a un avión y se fue a Japón a comer vaca. Pero no cualquiera. Fue a masticar una que se llama wagyu y que es tan fina ella que hasta le hacen masajes y la tratan como una reina. Eso sí, hasta que llega la hora del almuerzo (no la de ella, sino la de los humanos) y le dicen “sayonara” y la charquean tipo Kill Bill. Y como la vaca vivió tan relajada, sus bistecs son súper blandos y cuesta como treinta mil pesos ¡¡¡un bistec!!! La dura.
Como mi papá se fue, mi mamá fue a la Vega y trajo toneladas de verduras. No sé si lo saben, pero ella es vegetariana. Y nos sentó al Beltrán (mi pequeño hermano monstruo. LO ODIO y LO AMO también) y a mí y nos hizo una mega-ensalada que ella llamó “mezclún”, porque era una mezcla tipo machi, creo yo, porque hay hartas palabras mapuches que terminan con ún: pichintún, huilipilún, cachantún, machitún y atún (no, esa no, no sean).
Y la mezclulanza esa tenía montones de lechugas raras. Y como yo las miraba raro, mi mamá me dijo “ya Julito, come nomás”.
Y había una hoja bien pálida, como una lechuga con susto, súper amarga. “Es endivia”, dijo mi mamá. Y había otra igual de amarga, roja. “Es radicheta”, dijo mi mamá-botánica. Y había una lechuga como flaca y sin músculo. “Es lechuga hidropónica”, dijo mi mamá-verde. Y había hasta flores. “También se comen”, dijo mi mamá-hippie mientras rumiaba sus hojas, junto al Beltrán y yo, que me sentía súper vaca.
Y después nos dio ¡brotes! de alfalfa, de soya y de arvejas. Y ahí el Beltrán se puso a mugir. Y mi mamá, que no le gusta que la molesten con sus pastos, se empezó a tostar. Y se hizo un silencio.
Y entonces el Beltrán dijo: “Estoy loco”.
Y no entendimos nada.
Y luego dijo: “Quiero comer chuchoca”
Y ahí nos crujió la ecuación Mazapán en la cabeza del Beltrán.
Muuuuuuuuy bueno el chiste.
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